INTRODUCCION
Este es el desarrollo de una propuesta de evaluación del aprendizaje basada en la revisión de portafolios escolares. Creemos en la importancia de integrar las potencialidades de la tecnología educativa al proceso educativo en cualquier área del conocimiento.
El uso de portafolios en realidad es una práctica común para las artes visuales, no podríamos imaginar de otra forma la presentación de muchos de los productos o trayectorias de escultores, pintores, arquitectos, diseñadores, fotógrafos e inclusive de quienes se desempeñan en las artes escénicas. Por medio de imágenes y textos nos pueden presentar un recorrido por su obra, por su historia, gracias al cual podemos conocer su desarrollo.
Un portafolio puede concebirse como la historia de un proceso de aprendizaje, como un curriculum de su creador, quien sin duda busca deliberadamente convencernos de sus destrezas, ideas y cualidades de sus productos. En la evaluación, el portafolio se constituye como una alternativa al examen o trabajos escritos, cuyas calificaciones y puntajes parten de criterios estructurados solamente por el maestro, muchas veces unidireccionales y subjetivos.
Los nuevos sistemas informáticos ofrecen innumerables situaciones de encuentro entre el conocimiento y quienes participan en todo el proceso educativo; desde las redes informáticas hasta el disco compacto elaborado en casa, nos permiten hablar de un nuevo modo de interacción e intercambio de conocimiento, de prácticas y construcción de esquemas mentales muy diferentes a los que hasta ahora se habían utilizado.
Sin embargo, es necesario también plantear la percepción de cierto escepticismo en cuanto a la introducción de nuevas tecnologías en el aula, que creemos, en algunos casos puede estar sobradamente justificada. Una de ellas es la que generan los enfoques que promueven la implementación tecnológica en la escuela basados en el argumento de que su llegada resolverá de por sí los problemas del rendimiento escolar. Otra muy frecuente es la que proviene de experiencias traumáticas con el uso de tecnología cuando se ignora en la planeación, toda una serie de factores técnicos, formativos o conceptuales, decisivos para la obtención de beneficios.
La aplicación de tecnología es una constante en todos los campos de la acción educativa y los centros escolares tienen bajo su responsabilidad la solución al problema de su implementación buecando su uso eficiente y democrático.
En el caso de las materias de taller fotografía, cine, radio, producción, prensa y televisión de la escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sonora, la aplicación de un sistema de evaluación por medio de portafolios escolares, que pudieran navegar por el mundo, ofrecería muchos beneficios; el principal estaría significado por la elaboración de productos comunicativos de carácter público, reales, no ficticios, que den cuenta de lo que sucede en el aula.
Esto no es fácil, porque implica tranparencia, romper con el esquema tradicional de la enseñanza, del acto educativo que nace, crece, se desarrolla y muere en el mismo lugar. Hacer visible lo que sucede en el aula, no es una intención de menor intensidad que la de un movimiento iconoclasta, es romper con el espejismo y la vertical que lleva a la endogamia. Puede ser para muchos un acto violento ¿por qué? Porque democratiza y puede diluir el poder que ostentan quienes practican en la docencia el autoritarismo.
Romper con esta invisibilidad del acto educativo, también permitiría a alumnos y docentes que se mueven al exterior del salón de clases, enriquecer y modificar positivamente su percepción del proceso, de los individuos y de los productos que intervienen en él, ya sea descubriendo aciertos o señalando errores, situaciones que no dejan de ser aprendizajes, quizá posteriores y ajenos a la dinámica del curso que los produjo. Así hablamos de un proceso continuo de socialización y construcción del conocimiento.
Partimos de la importancia de generar espacios que le permitan al docente y al alumno interactuar en ambientes donde los aprendizajes sean significativos, mediante la implementación de procesos y prácticas innovadoras en la intención de elevar los niveles de eficiencia y calidad.
De la experiencia personal, del encuentro con otros docentes y de la búsqueda sistemática de información se desprende nuestra intención de replantear algunas situaciones anómalas que por diversos factores se han venido repitiendo durante muchos años en la escuela.
Aquí abordaremos el asunto de las prácticas referidas a la evaluación de productos elaborados por alumnos dentro y fuera del aula a lo largo del curso, para proponer una estrategia que proporcione al docente y a los alumnos alternativas de solución a un aspecto poco valorado en la historia de la carrera.
Imagen, interacción, aprendizaje significativo, autogestión, creatividad, innovación y muchos otros conceptos serán indispensables en la construcción de cualquier discurso de este tipo.
Al hablar de tecnología educativa no podemos reducir nuestros referentes al bit o a la capacidad del disco duro, no se trata de aprender a pronunciar la palabra harware o sofware, ni tampoco de saber apretar botones o usar programas. El asunto es mucho más complejo.
El uso de portafolios en realidad es una práctica común para las artes visuales, no podríamos imaginar de otra forma la presentación de muchos de los productos o trayectorias de escultores, pintores, arquitectos, diseñadores, fotógrafos e inclusive de quienes se desempeñan en las artes escénicas. Por medio de imágenes y textos nos pueden presentar un recorrido por su obra, por su historia, gracias al cual podemos conocer su desarrollo.
Un portafolio puede concebirse como la historia de un proceso de aprendizaje, como un curriculum de su creador, quien sin duda busca deliberadamente convencernos de sus destrezas, ideas y cualidades de sus productos. En la evaluación, el portafolio se constituye como una alternativa al examen o trabajos escritos, cuyas calificaciones y puntajes parten de criterios estructurados solamente por el maestro, muchas veces unidireccionales y subjetivos.
Los nuevos sistemas informáticos ofrecen innumerables situaciones de encuentro entre el conocimiento y quienes participan en todo el proceso educativo; desde las redes informáticas hasta el disco compacto elaborado en casa, nos permiten hablar de un nuevo modo de interacción e intercambio de conocimiento, de prácticas y construcción de esquemas mentales muy diferentes a los que hasta ahora se habían utilizado.
Sin embargo, es necesario también plantear la percepción de cierto escepticismo en cuanto a la introducción de nuevas tecnologías en el aula, que creemos, en algunos casos puede estar sobradamente justificada. Una de ellas es la que generan los enfoques que promueven la implementación tecnológica en la escuela basados en el argumento de que su llegada resolverá de por sí los problemas del rendimiento escolar. Otra muy frecuente es la que proviene de experiencias traumáticas con el uso de tecnología cuando se ignora en la planeación, toda una serie de factores técnicos, formativos o conceptuales, decisivos para la obtención de beneficios.
La aplicación de tecnología es una constante en todos los campos de la acción educativa y los centros escolares tienen bajo su responsabilidad la solución al problema de su implementación buecando su uso eficiente y democrático.
En el caso de las materias de taller fotografía, cine, radio, producción, prensa y televisión de la escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sonora, la aplicación de un sistema de evaluación por medio de portafolios escolares, que pudieran navegar por el mundo, ofrecería muchos beneficios; el principal estaría significado por la elaboración de productos comunicativos de carácter público, reales, no ficticios, que den cuenta de lo que sucede en el aula.
Esto no es fácil, porque implica tranparencia, romper con el esquema tradicional de la enseñanza, del acto educativo que nace, crece, se desarrolla y muere en el mismo lugar. Hacer visible lo que sucede en el aula, no es una intención de menor intensidad que la de un movimiento iconoclasta, es romper con el espejismo y la vertical que lleva a la endogamia. Puede ser para muchos un acto violento ¿por qué? Porque democratiza y puede diluir el poder que ostentan quienes practican en la docencia el autoritarismo.
Romper con esta invisibilidad del acto educativo, también permitiría a alumnos y docentes que se mueven al exterior del salón de clases, enriquecer y modificar positivamente su percepción del proceso, de los individuos y de los productos que intervienen en él, ya sea descubriendo aciertos o señalando errores, situaciones que no dejan de ser aprendizajes, quizá posteriores y ajenos a la dinámica del curso que los produjo. Así hablamos de un proceso continuo de socialización y construcción del conocimiento.
Partimos de la importancia de generar espacios que le permitan al docente y al alumno interactuar en ambientes donde los aprendizajes sean significativos, mediante la implementación de procesos y prácticas innovadoras en la intención de elevar los niveles de eficiencia y calidad.
De la experiencia personal, del encuentro con otros docentes y de la búsqueda sistemática de información se desprende nuestra intención de replantear algunas situaciones anómalas que por diversos factores se han venido repitiendo durante muchos años en la escuela.
Aquí abordaremos el asunto de las prácticas referidas a la evaluación de productos elaborados por alumnos dentro y fuera del aula a lo largo del curso, para proponer una estrategia que proporcione al docente y a los alumnos alternativas de solución a un aspecto poco valorado en la historia de la carrera.
Imagen, interacción, aprendizaje significativo, autogestión, creatividad, innovación y muchos otros conceptos serán indispensables en la construcción de cualquier discurso de este tipo.
Al hablar de tecnología educativa no podemos reducir nuestros referentes al bit o a la capacidad del disco duro, no se trata de aprender a pronunciar la palabra harware o sofware, ni tampoco de saber apretar botones o usar programas. El asunto es mucho más complejo.
2 comentarios
Adrian Chinchilla -
Angélica Rivera López -